Durante años
me he ido topando sin pretenderlo con la habitación de las tres
lunas... La idea de que
alguien haya tenido atrapadas tres lunas en su habitación me
cautiva. ¿Obra de quién? ¿Para quién? No lo sé. Tal vez nunca lo
sabré. Pero siempre que paso por la calle Arxiduc Lluís Salvador, a
la altura del número 15, me dejo atrapar por la magnética onírica
de estas tres lunas y el enigma de su origen.
Se siente algo
poético frente a paisajes naturales como el Gran Cañón del
Colorado, las cataratas del Iguazú, las cristalinas aguas del
Torrent de Pareis o la luna llena resplandeciendo sobre el mar de la
Tramuntana. Lo que queda de esta habitación pasa inadvertido para muchos, pero yo siento ese algo
poético observándolo. Durante años me he ido topando sin pretenderlo con la
habitación de las tres lunas. Ahora la busco.