Seguramente
ya
lo conocéis. Se trata del
Cap del Moro,
en
la esquina de Jovellanos con el Born. Se
dice que rememora los triunfos navales de un capitán apellidado
Barceló i Pont de la Terra,
que en ocasiones al volver
del mar ordenaba degollar
públicamente a alguno de sus prisioneros, ahí, en el mismísimo
Born. Él era así, cruel y despiadado.
El asunto de ir cortando cabezas es trágico, pero encontrarte con una cabeza -ahora-bicolor saliendo del frío muro del centro de tu ciudad, a mí me resulta grotescamente cómico. ¡Palma lo tiene!
Bibliografía:
'Palma, ciutat de llegenda', Gaspar Valero i Martí, 1995